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William A. Luypen
Fenomenología del derecho natural

Ediciones Olejnik

Impresión bajo demanda. Llega en 14 dias.

Páginas: 246
Formato:
Peso: 0.383 kgs.
ISBN: 9789563925524

El valor de una sociedad no puede medirse en función de los principios reconocidos en su constitución. Las inscripciones grabadas en sus monumentos y las muletillas que repiten sus oradores tampoco sirven para determinar hasta dónde ha avanzado una sociedad por el difícil camino que conduce a una comunidad digna del hombre.El valor de una sociedad depende de la importancia que asigna a las relaciones del hombre con sus semejantes en su comunidad. Ocurre con frecuencia que el valor de las relaciones que efectivamente existen se disfraza con referencias a principios y se oculta tras mistificaciones. Se dice a menudo que los principios son sagrados y tienen validez eterna; frecuentemente se los justifica recurriendo a garantías divinas. Sin embargo, es y sigue siendo un hecho indiscutible el que la apelación a un principio sagrado y eterno, provisto de una garantía divina, no basta para hacer que sean humanas las relaciones que efectivamente abarcan y dan forma concreta al reconocimiento del hombre por sus semejantes.En la convicción que expresan estos dos párrafos se sustenta el contenido de esta obra. Procuraremos justificar en estas páginas dicha convicción, pero nos pareció útil señalar explícita-mente esta idea rectora al principio mismo de nuestro estudio.William A. Luypen

Fenomenología del derecho natural

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El valor de una sociedad no puede medirse en función de los principios reconocidos en su constitución. Las inscripciones grabadas en sus monumentos y las muletillas que repiten sus oradores tampoco sirven para determinar hasta dónde ha avanzado una sociedad por el difícil camino que conduce a una comunidad digna del hombre.El valor de una sociedad depende de la importancia que asigna a las relaciones del hombre con sus semejantes en su comunidad. Ocurre con frecuencia que el valor de las relaciones que efectivamente existen se disfraza con referencias a principios y se oculta tras mistificaciones. Se dice a menudo que los principios son sagrados y tienen validez eterna; frecuentemente se los justifica recurriendo a garantías divinas. Sin embargo, es y sigue siendo un hecho indiscutible el que la apelación a un principio sagrado y eterno, provisto de una garantía divina, no basta para hacer que sean humanas las relaciones que efectivamente abarcan y dan forma concreta al reconocimiento del hombre por sus semejantes.En la convicción que expresan estos dos párrafos se sustenta el contenido de esta obra. Procuraremos justificar en estas páginas dicha convicción, pero nos pareció útil señalar explícita-mente esta idea rectora al principio mismo de nuestro estudio.William A. Luypen