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Abel González Melo
Fuera del juego
Expediente para reconstruir el caso Padilla
Editorial Verbum

Impresión bajo demanda. Llega en 14 dias.

Páginas: 120
Formato:
Peso: 0.147 kgs.
ISBN: 9788413379128

La relatividad en el comportamiento cívico es el gran problema sobre el que esta obra medita. Fuera del juego, ficción documental de Abel González Melo, pone el foco en un punto crítico de la cultura y la historia que sigue intacto: la fractura que el extremismo ideológico produce en la empatía, en la conducta humana. Heberto Padilla es el mártir y el hereje de esa batalla que se da sobre su cuerpo y su psiquis. Su ordalía es la apoteosis de un dilema que aún nos deja perplejos, huérfanos. Volver a pensarlo, a humanizarlo, a concebirlo, es un acto de purificación de un asunto irresuelto en la realidad, pero que el teatro, con sus herramientas, puede despejar. La memoria, parece decirnos el dramaturgo, nos hará libres de los fantasmas que Padilla tuvo que habitar, encarnar y sufrir hasta su muerte, en el exilio, de un infarto de miocardio. Por ello esta obra es crucial para nuestros escenarios, porque se arriesga con sucesos que irradian una sombra mayor. Quemar esa sombra es deber del teatro.Carlos Celdrán

Fuera del juego

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Fuera del juego
Expediente para reconstruir el caso Padilla
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La relatividad en el comportamiento cívico es el gran problema sobre el que esta obra medita. Fuera del juego, ficción documental de Abel González Melo, pone el foco en un punto crítico de la cultura y la historia que sigue intacto: la fractura que el extremismo ideológico produce en la empatía, en la conducta humana. Heberto Padilla es el mártir y el hereje de esa batalla que se da sobre su cuerpo y su psiquis. Su ordalía es la apoteosis de un dilema que aún nos deja perplejos, huérfanos. Volver a pensarlo, a humanizarlo, a concebirlo, es un acto de purificación de un asunto irresuelto en la realidad, pero que el teatro, con sus herramientas, puede despejar. La memoria, parece decirnos el dramaturgo, nos hará libres de los fantasmas que Padilla tuvo que habitar, encarnar y sufrir hasta su muerte, en el exilio, de un infarto de miocardio. Por ello esta obra es crucial para nuestros escenarios, porque se arriesga con sucesos que irradian una sombra mayor. Quemar esa sombra es deber del teatro.Carlos Celdrán