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Antonio Aradillas Agudo
Las catedrales son del pueblo

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Impresión bajo demanda. Llega en 14 dias.

Páginas: 404
Formato:
Peso: 0.528 kgs.
ISBN: 9788417867355

Sí, las catedrales son del pueblo.Y las iglesias parroquiales, también son del pueblo. ¿De quién van a ser? ¿De los señores obispos, arzobispos, por primados que sean y ejerzan, cabildos, canónigos, o de los párrocos, aunque hayan conseguido sus parroquias en propiedad?El papa Francisco proclama con devoción y fervorosamente la desclericalización y desespicopalización de las catedrales, es decir, de la Iglesia en general, de la que ellas son santo y seña monumentales y privilegiadas.Las catedrales las construyó el pueblo-pueblo. Con sus propias manos y con alguna que otra ayudade los nobles y reyes. Con espiritualidad, devoción y piedad. Después, y como siempre o casi siempre acontecía y acontece, serían los obispos quienes las aprovecharían para ubicar en ellas sus sedes -cátedras- y, por fin, sus cenotafios o sepulcros propios o de sus familiares y amigos.¿Serán propietarios de las catedrales los señores alcaldes y corporaciones municipales de los pueblos y ciudades democráticamente elegidos, o el Estado, cuya responsabilidad última ejercen con respeto y cuidado, al dictado de la libertad de culto y de los principios elementales de la cultura y del arte, que albergan y demandan?Las catedrales son del pueblo. Y el pueblo-pueblo elige a sus representantes legítimos. Las catedrales no se heredan. Ni se intercambian entre sí. Ni sirven para que en ellas se entrenen sus obispos, otras para que estos sean premiados, a consecuencia de los méritos contraídos en el ejercicio pastoral, porque sí o porque así lo quiere y le apetece al Nuncio de SS. en España.Fuera de España, y con toda legitimidad, las catedrales son propiedad del Estado. Y tal condición no obstaculiza su razón de ser religiosa y lugar sagrado.

Las catedrales son del pueblo

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Sí, las catedrales son del pueblo.Y las iglesias parroquiales, también son del pueblo. ¿De quién van a ser? ¿De los señores obispos, arzobispos, por primados que sean y ejerzan, cabildos, canónigos, o de los párrocos, aunque hayan conseguido sus parroquias en propiedad?El papa Francisco proclama con devoción y fervorosamente la desclericalización y desespicopalización de las catedrales, es decir, de la Iglesia en general, de la que ellas son santo y seña monumentales y privilegiadas.Las catedrales las construyó el pueblo-pueblo. Con sus propias manos y con alguna que otra ayudade los nobles y reyes. Con espiritualidad, devoción y piedad. Después, y como siempre o casi siempre acontecía y acontece, serían los obispos quienes las aprovecharían para ubicar en ellas sus sedes -cátedras- y, por fin, sus cenotafios o sepulcros propios o de sus familiares y amigos.¿Serán propietarios de las catedrales los señores alcaldes y corporaciones municipales de los pueblos y ciudades democráticamente elegidos, o el Estado, cuya responsabilidad última ejercen con respeto y cuidado, al dictado de la libertad de culto y de los principios elementales de la cultura y del arte, que albergan y demandan?Las catedrales son del pueblo. Y el pueblo-pueblo elige a sus representantes legítimos. Las catedrales no se heredan. Ni se intercambian entre sí. Ni sirven para que en ellas se entrenen sus obispos, otras para que estos sean premiados, a consecuencia de los méritos contraídos en el ejercicio pastoral, porque sí o porque así lo quiere y le apetece al Nuncio de SS. en España.Fuera de España, y con toda legitimidad, las catedrales son propiedad del Estado. Y tal condición no obstaculiza su razón de ser religiosa y lugar sagrado.