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Daniel Bensaïd
¿Quién es el juez?

El Cuenco de Plata


Páginas: 232
Formato:
Peso: 0.3 kgs.
ISBN: 978-987-4489-96-8

Un mal recorre la época: la manía compulsiva de juzgar. El trámite procesal invade la vida pública. Todo el mundo parece querer juzgar a todo el mundo, como si esta escalada judicial fuera capaz de mitigar el oscurecimiento de la política y el hundimiento del civismo. Sin embargo, ya se trate de los grandes procesos por crímenes de lesa humanidad o de la experiencia de los tribunales penales internacionales, el juicio suena falso. Su justicia carece de justeza. Este malestar no es sólo el del derecho. Es en la misma medida el de la historia: en vez de aceptar la frágil incertidumbre del juicio humano, sigue siendo fuerte la tentación de apelar a viejos fetiches con mayúscula, la Historia o la Humanidad, y deslizarse del juicio histórico, siempre en apelación, al tribunal definitivo de la Historia. Contra esa tentación, me he esforzado a lo largo de este libro por definir las condiciones políticas de un justo ejercicio del juicio en materia histórica, donde memoria, duelo y olvido contribuyen, cada uno a su manera, a la institución de una sociedad consciente y responsable.

¿Quién es el juez?

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Páginas: 232
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ISBN: 978-987-4489-96-8

Un mal recorre la época: la manía compulsiva de juzgar. El trámite procesal invade la vida pública. Todo el mundo parece querer juzgar a todo el mundo, como si esta escalada judicial fuera capaz de mitigar el oscurecimiento de la política y el hundimiento del civismo. Sin embargo, ya se trate de los grandes procesos por crímenes de lesa humanidad o de la experiencia de los tribunales penales internacionales, el juicio suena falso. Su justicia carece de justeza. Este malestar no es sólo el del derecho. Es en la misma medida el de la historia: en vez de aceptar la frágil incertidumbre del juicio humano, sigue siendo fuerte la tentación de apelar a viejos fetiches con mayúscula, la Historia o la Humanidad, y deslizarse del juicio histórico, siempre en apelación, al tribunal definitivo de la Historia. Contra esa tentación, me he esforzado a lo largo de este libro por definir las condiciones políticas de un justo ejercicio del juicio en materia histórica, donde memoria, duelo y olvido contribuyen, cada uno a su manera, a la institución de una sociedad consciente y responsable.