Bienvenido! estás en Mandrake Libros web

Washington Irving
Sleepy Hollow. La leyenda del jinete sin cabeza
Edición gigante ilustrada
EDITORIAL SAPERE AUDE

Impresión bajo demanda. Llega en 14 dias.

Páginas: 92
Formato:
Peso: 0.227 kgs.
ISBN: 9788419343048

En el seno de una de esas colosales ensenadas que se adentran en la orilla oriental del Hudson, en esa amplia extensión del río denominada por los antiguos navegantes holandeses el Tappan Zee, y donde siempre acortaban prudentemente las velas e imploraban la protección de San Nicolás cuando cruzaban, se encuentran un pequeño pueblo mercante y su puerto, que algunos llaman Greensburgh, pero que se conoce más comúnmente con el nombre de Tarry3 Town. Este nombre fue dado, según se cuenta, en tiempos pasados, por las buenas mujeres del pueblo vecina, por la muy establecida costumbre de sus maridos de frecuentar su taberna los días de mercado. Sea como fuere, no doy fe del hecho, sino que me limito a mencionarlo, en aras de la precisión y la autenticidad.

Sleepy Hollow. La leyenda del jinete sin cabeza

$89.673,35
Envío gratis superando los $24.990
Sleepy Hollow. La leyenda del jinete sin cabeza $89.673,35
Entregas para el CP:

Medios de envío

  • Mandrake Libros Rioja 1869 - Rosario- Lunes a Viernes de 10 a 19 hs. Te informaremos cuando esté listo para retirar.

    Gratis

Washington Irving
Sleepy Hollow. La leyenda del jinete sin cabeza
Edición gigante ilustrada
EDITORIAL SAPERE AUDE

Impresión bajo demanda. Llega en 14 dias.

Páginas: 92
Formato:
Peso: 0.227 kgs.
ISBN: 9788419343048

En el seno de una de esas colosales ensenadas que se adentran en la orilla oriental del Hudson, en esa amplia extensión del río denominada por los antiguos navegantes holandeses el Tappan Zee, y donde siempre acortaban prudentemente las velas e imploraban la protección de San Nicolás cuando cruzaban, se encuentran un pequeño pueblo mercante y su puerto, que algunos llaman Greensburgh, pero que se conoce más comúnmente con el nombre de Tarry3 Town. Este nombre fue dado, según se cuenta, en tiempos pasados, por las buenas mujeres del pueblo vecina, por la muy establecida costumbre de sus maridos de frecuentar su taberna los días de mercado. Sea como fuere, no doy fe del hecho, sino que me limito a mencionarlo, en aras de la precisión y la autenticidad.